Ayer, martes, 19 de febrero, me llegó por doble vía (tus buenos amigos safistas Pepe Aranda y José Luis Rodríguez) la noticia de tu fallecimiento, lo que me apenó de veras, aunque seguro que ya has descansado de esta vida terrenal que has vivido y disfrutado con intensidad y largueza. Espero te encuentres ya en el Cielo de la SAFA, en donde habitan muchos de tus amigos, profesores, sacerdotes, compañeros, etc.
Has ido a engrosar el largo goteo (que nunca cesa) de antiguos alumnos, maestros, curas y personalidades SAFA que han dejado este mundo terrenal bien marcado y roturado, como tú, por esclarecedores libros, múltiples vivencias, enriquecedoras experiencias y un sinfín de buenos ejemplos a seguir que nuestra SAFA de Úbeda, tan agradecida como debe ser, siempre guardará en sus webs y memorias individual y colectiva.
En el mismo momento en que me enteré de tu óbito pasaron por mi mente multitud de fotogramas de tu larga e intensa vida: los múltiples encuentros SAFA en Úbeda (de los que en muchos de ellos fuiste principal protagonista, hermanando a rostros pálidos (Magisterio) con comanches (Oficialía, Maestría) en aquella larga pugna que siempre tuvisteis, primero con la AAMSU (Asociación de Antiguos Alumnos de la Magisterio de la Safa de Úbeda) y luego, ya definitivamente, con la Asociación Antiguos Alumnos de la Safa de Úbeda que tan bien comanda Paco Bordés.
Tus textos literarios en la antigua web de la AAMSU y de la nueva Amigos SAFA, tus trabajadas poesías y agudos sonetos, tus disertaciones en muchas de las reuniones de junio de todos los años en Úbeda, a la que acudías puntualmente desde tu Suiza habitual, permanecerán para siempre en nuestra memoria. Han sido tantos años de encuentros y buenas resonancias, de rescatar tantos recónditos recuerdos de la época de estudios en la Safa de Úbeda, de tus aficiones futbolísticas en Úbeda (donde llegaste a ser titular del Úbeda Club de Fútbol y siempre ibas con tu camiseta verdiblanca; ¡ah!, y que se te conocía siempre como Mendi, tanto en el mundillo futbolístico como en la propia Safa de Úbeda) y, luego, trabajando en Friburgo o Lausana, complementándolas con tu afición a las carreras de fondo, tu marcado sesgo español y cordobés que supo hacerse a sí mismo (como bien describes en tu último libro, Las tres moradas, tus tres moradas terrenales: Villanueva de Córdoba (tu pueblo natal), la sempiterna Safa de Úbeda y Fribourg (Suiza). Supongo que ahora, desde el Cielo de los Justos, al tener ya todo el tiempo del mundo, te pondrás a escribir o relatar esa última morada (la cuarta, para ti) a la que todos, antes o después acudiremos irremisiblemente, para salir definitivamente de dudas sobre lo que es la vida y la muerte, las dos caras de la misma moneda de la vida que nos dieron a todos nuestros padres, cuando nacimos…
También recuerdo la novela Un puñado de nubes, que escribisteis en la web de la AAMSU, cuando José Mª Berzosa era su preclaro presidente: tú (Antonio Lara Pozuelo), Manuel Jurado López, Enrique Hinojosa Serrano y Dionisio Rodríguez Mejías, conjuntamente y por capítulos que os mandabais unos a otros para seguir la trama cual difícil y novedoso juego literario, hasta que cayó primeramente Dionisio y, luego, Hinojosa quedando en un mano a mano Jurado y tú, como los dos titanes literarios que erais. A Pepe Aranda hemos de agradecer esa impactante foto moviéndose los cuatro escritores por entre las nubes; y que seguíamos gustosos y expectantes muchos safistas por ver los giros que le dabais al relato hasta que llegó su final (103 capítulos), siempre enmarcado en el auténtico y consuetudinario espíritu y obrar safista.
No me puedo olvidar de lo bien que os portasteis, tú y tu gentil esposa Angèle, cuando nos invitasteis a vuestra casa y mesa en Lausanne (Suiza), para conocer ese rincón tan precioso en donde vivías, con bonitas vistas y tan próximo al lago Lemán o de Ginebra. Fue una experiencia que ninguno de mi familia que os visitamos (Margarita, mi esposa, Margarita hija y Mónica, juntamente conmigo) nunca olvidaremos y siempre te estaremos agradecidos, pues sin casi conocernos nos abriste las puertas de tu hogar cual si fuésemos amigos de toda la vida. ¡Lo que da y hermana el caché de safista entre personas que valoran la formación recibida en la SAFA de Úbeda…!
En fin, Antonio Lara Pozuelo, buen amigo, siempre te recordaremos por tu amable sonrisa, tu pausado y docto hablar, buscando siempre la palabra española adecuada con la que traducir tu pensamiento en francés cotidiano… Todos te estamos sumamente agradecidos pues fuiste ejemplo a seguir por muchos safistas que vinieron detrás de ti en el tiempo y aprendieron tu pundonor y valentía para hacerte un hombre nuevo en una tierra extraña de promisión como fue Suiza para ti, en donde encontraste trabajo universitario, amor, hijos y amigos que te llorarán siempre.
¡Hasta siempre, Antonio, nunca te olvidaremos! Te echaremos mucho de menos, especialmente en nuestras reuniones anuales. Recibe un fuerte y sentido abrazo desde la Sevilla en que habito.
Sevilla, 20 de febrero de 2025.
Fernando Sánchez Resa