Hace pocos días se nos ha dado a conocer la proeza de unos astrónomos por “retratar” al primer agujero negro, una especie de desagüe del Cosmos cuya existencia fue anunciada por Einstein, hace 100 años y, casi 100 años andaban los observadores del Universo detrás de estos agujeros misteriosos. Se han acoplado en las mediciones ocho observatorios repartidos por el mundo, incluso el de Sierra Nevada, para presentarnos en sociedad al primero en salir a la luz. El tal desagüe se halla a 55 Ma (millones de años luz) en la galaxia M87, sus sombras, que es lo que realmente se ha retratado, tiene forma de donuts lo que lo convierte en algo más nuestro de lo que se esperaba de un roto en el espacio que devora todo lo que por allí se acerque. ¿Y dónde va a parar todo ese material que, insaciable al parecer, deglute? ¿Cómo será su digestión? ¿Cómo serán sus heces: tendrán forma de materia oscura o serán energía oscura? Porque el fenómeno puede que cumpla con varios de los “Principios herméticos”, incluido el séptimo que es el de género. Pronto surgirán “determinadores sociales, sexistas” dispuestos a poner al agujero de la M87 en el sitio que le corresponda: con los agujeros o con las agujeras.
Pedro Mora
Zaragoza, 28.4.19