Alfonso Ros López 
A mis compañeros, amigos, hermanos de curso les digo “Queridos míos”.
Hoy lo sois todos vosotros.
Así que, con vuestro permiso:
Queridos míos: AA. Maestros, AA. Compañeros,
actuales profesores, Dirección de la SAFA,…
Tengo que ser breve porque Pedro Mora y Paco Bordés,
copiando a uno que yo sé, han empezado con los recortes… recortes de tiempo.
Además, ya conocéis el refrán que dice: Lo bueno si breve, dos veces bueno” ; y os aseguro que seré breve, lo de
bueno está por ver; pues…  ¡Hola!…   y   ¡Adiós!…
Bueno, no dejaré el bocadillo solo con el pan, entre
el hola y el adiós meteré, como decimos en mi tierra, el “companaje” (lo que acompaña al pan). 
Voy al grano
En el año Cincuentaytodos ocurrió una
catástrofe…  académica en mi expediente escolar (me suspendieron 7
asignaturas) y mi padre, hombre corto en estudios y paciencia, pero muy largo en honradez y rectitud decidió que aquello no podía repetirse.
(No se había inventado el método Pascal para
estudiantes con deficiencia de atención).
En la revista Amalgama nº 9 comenté cómo fue el dar
con mis huesos en esta Santa Casa en los primeros días de octubre de 1960.
¡Qué suerte tuve! ¡Siempre le estaré agradecido, a
mis padres por su decisión de ingresarme aquí y a las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia por acogerme! Aquí viví y conviví durante 6 cursos, desde octubre de 1960 a junio de 1966.
Fueron años de formación humana y técnica, formación
que me dejó huella, pero no herida, ni cicatriz, ni callo, ni me retorció
ningún colmillo. Tiempo guardado con cariño, pero… Circunstancias de la vida son las que nos hacen, no olvidar, pero sí que vayamos renunciando a tener  presente las cosas más íntimas. Y van pasando los años. Y habréis observado ¡a qué velocidad! Desde entonces y hasta el año pasado, 2012, transcurrieron 46 años. 46 años de sequía  total en las relaciones con muchos miembros de esta familia; y casi completa con una minoría. Los lazos de unión con la infancia, con la juventud se van aflojando y al final se desatan del todo o quedan tan flojos que ya no unen…
Pero puedo asegurar, ¡y aseguro!, que jamás olvidé
al conjunto de personas y que jamás olvidé el lugar, tanto el colegio como esta maravillosa ciudad de Úbeda. Mis hijas y esposa os pueden confirmar que cuando hablo del lugar  es como si hablara de mi casa y cuando lo hago de vosotros es como si  hablara de mi familia.
Es así. De hecho, y acompañado por mi hijo, hace
muchos años, vinimos desde Valencia un fin de semana para que conociera “mí colegio”.
Estaba cerrado y descubrí que donde estaban los talleres y el cine eran
viviendas adosadas. ¡Una gran desilusión!
Años después, en Navidad, cuando las fiestas no eran
soportables para mi mujer y para mí por la falta del hijo perdido, volvimos a estas ciudades de especial recuerdo: Cazorla, casi como mi pueblo natal; Baeza, donde me examiné mis primeras veces y a esta querida Úbeda donde me formé en unos fundamentos que me han acompañado hasta hoy.
Pero el despego no es eterno. Hay un momento ¡bendito
momento! en que salta una chispa y prende de nuevo el fuego. Ese momento a mí me ocurrió el año pasado con la celebración de 70º aniversario del internado SAFA. Tuve la ocasión de asistir y ahí reverdeció ¡He dicho reverdeció!¡Brotes verdes!… también me suena, sí, reverdeció ese cariño que tengo a vosotros y a estos lugares. Desde entonces, y centrado en mi curso, localicé y entablé conversación con 37 compañeros, amigos, hermanos de los 40 que en algún momento
formamos parte de nuestra “tribu” como llamo a nuestro curso en “Érase una vez…”
TERMINO: Y hoy, casi medio siglo después, aquí
estamos. Somos 23 de mi curso. ¡Y que bien acompañados hemos venido!
EL AÑO PRÓXIMO SE CUMPLE EL 50 ANIVERSARIO DE
NUESTRA PROMOCIÓN DE OFICIALÍA
 ¡¡¡MEDIO SIGLO!!!… 
¿¿¿NO OS ESTÁIS HACIENDO MUY MAYORES???
OS ESPERAMOS A TODOS LOS QUE ESTÁIS Y A MÁS… 
¡¡¡HABRÁ QUE CELEBRARLO!!!
Gracias.