«Terremoto» SAFISTA.  
Pepe Aranda 
 
Todo empezó en un ascensor. Mi vecino del 2ºA, un señor serio y formal, al que sólo conocía de darle los buenos días, ese día, después de vivir 13 años en el mismo portal, coincidimos en el ascensor, ascensor que rara vez utilizo ya que vivo en el
primero y me gusta subir por las escaleras.
 
¿De qué se habla en un ascensor con un señor que apenas conoces? Pues sí, se habla del tiempo y aquel día el diálogo transcurrió de la siguiente manera.

Vaya, después de un año de sequía, por fin llueve.
 
Pues sí, tengo referencias de que el pantano del Tranco se está recuperando.
 
¿Conoces el Tranco?
 
Sí, claro que lo conozco, soy de un pueblo cercano que se llama Úbeda.
 
¡No me digas!  Úbeda lo conozco bastante ya que
estuve estudiando en la SAFA.
 
Qué casualidad, yo también estudié en la SAFA. Con decirte que fui de las primeras promociones de alumnos.
 
No te lo vas a creer, pero yo sigo vinculado a la SAFA a través de  la asociación de los antiguos alumnos.
 
Pues yo también estoy en la asociación de antiguos alumnos, aquí, en Madrid
 
¿Cómo es posible una asociación en Madrid?

La razón, es porque los primeros internos que
fueron a Úbeda eran de Madrid y aquí crearon una asociación. Tengo las listas de casi todos los alumnos.
 
Me gustaría conocer esas listas. Puede ser un documento importante para la asociación de Úbeda.
 
Pasaron los días y al volver a encontrarme a mi vecino, Jaime Tello, le recordé lo de las listas. Acto seguido, y viendo que podía volverme muy pesao, me las bajó. Las escaneé y se las devolví.
 
Tenía en mis manos las direcciones y teléfonos de unas doscientas personas. Por aquel documento supe que el motor  de aquella
asociación era José López Lizcano, sin pensármelo dos veces llamé a su casa. Se puso Rocío, su mujer, y me dio la noticia de que Lizcano hacía diez años que había fallecido. Hablamos un buen rato y me comentó que guardaba unos libros que Lizcano había editado y que me podía dar. No tarde en ir a su casa en donde descubrí una foto que en el año 1997 vi en el cuarto, en donde el Padre Bermudo guardaba sus documentos. José López Lizcano había tenido el honor de inaugurar el internado con el número 1.
 
Así fue como todo empezó y en donde siguieron días de llamadas y encuentros. Encuentros en donde empezaron a orientarme: Hermosilla, Emilio, Fausto, Ignacio… un sinfín de nombres que recordaban como excelentes compañeros.
 
De aquellas reuniones salió la idea de celebrar el 70 aniversario de su llegada a la SAFA. Me gustaba la idea y nos pusimos a ello.
 
Los alumnos del 42 formaban una gran familia. Quizás, para muchos de ellos, la única familia de la que disfrutaron en su infancia. Soriano me comentaba que a él lo rescataron de la calle. A otros los rescataron de los preventorios antituberculosos que existían en la sierra de Guadarrama. Algunos, entre ellos Lizcano, llegaron a Úbeda tocados por alguna enfermedad, quizás fue esta la razón por la que el padre Villoslada lo puso el nº1 del internado.
 
Unos meses antes de la celebración del 70 aniversario tuve problemas de tipo personal y familiar que me llevaron a pensar que lo mejor era suspenderlo y dejarlo para mejor momento.
 
Al comunicarlo a Pedro Mora y Paco Bordés, me dijeron que no me preocupara que ellos cogían el testigo.
 
A los antiguos alumnos de Madrid los llamé para comentarles la nueva situación pero, por diversas e importantes circunstancias personales, no pudieron venir.
 
Quiero tener un especial recuerdo para Juan Rienda. Rienda era uno de mis contactos en Úbeda, entusiasta  alumno del 42,  que meses antes de la celebración nos dejaba para siempre.   
 
Aprovecho estos momentos que me brindáis para dar las gracias a Paco Bordés, Pedro Mora y a todos los que hicieron posible que el resto de los “chicos del 42” celebraran el 70 aniversario de su llegada a Úbeda.
Gracias a TODOS.

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